Es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en todo el mundo y el lema de este año es “la educación sobre el asma empodera”.
El asma es una de las enfermedades crónicas no transmisibles más comunes, afecta a más de 260 millones de personas y es responsable de más de 450.000 muertes cada año en todo el mundo, siendo la mayoría de las mismas prevenibles. El asma, en más del 80% de los casos, se debe a factores alérgicos e infecciones virales, aire frío, ejercicio y se asocia a determinadas enfermedades como la rinitis alérgica, dermatitis atópica, obesidad, reflujo gastroesofágico, etc.
Cada 7 de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma y el lema de este año es “la educación sobre el asma empodera” enfatizando la necesidad de capacitar a todas las personas, a través de la educación para lograr el control de la enfermedad y reconocer lo más rápido posible, cuándo es necesario buscar ayuda médica. Esta iniciativa es organizada por GINA, una organización colaborativa de la Organización Mundial de la Salud (www.ginasthma.org), que busca crear conciencia de esta enfermedad.
En Latinoamérica se calcula que el 70% de los gastos relacionados con el asma se deben al costo de atención no programada y a las internaciones de estos pacientes. Incluso, debido a su prevalencia y carácter crónico, es una de las patologías con mayor impacto económico, siendo en Argentina el proceso inflamatorio crónico que más costos genera en la población pediátrica.
Desde el Comité de Asma y Vías Aéreas Inferiores de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), invitan a conmemorar este día para ayudar a todas las personas que padecen esta enfermedad, apoyando el manejo especializado de esta afección. Todos los interesados pueden ingresar a https://www.alergia.org.ar/ para acceder a la lista de especialistas miembros de la Asociación de todo el país, que pueden brindarle a los pacientes atención médica especializada en alergia para tratar su asma y lograr una mejor calidad de vida.
El tratamiento del asma
En esta jornada, es crucial desentrañar los mitos que rodean el tratamiento del asma. Para prevenir las crisis de asma, el tratamiento más indicado es el uso de PUF u otros dispositivos inhalatorios, sin embargo, existen algunos prejuicios entre quienes deben empezar a incorporarlo. Contrario a esta creencia, su uso no es una señal de debilidad ni de dependencia, sino que estos dispositivos representan la vanguardia en el manejo efectivo del asma.
La administración de fármacos por vía inhalatoria a través de los PUF es la más recomendada, ya que actúa directamente en el pulmón, proporciona una mayor cantidad de medicación en las vías respiratorias, tiene una respuesta rápida y escasos o nulos efectos adversos. Esto resulta clave para controlar los síntomas y prevenir las crisis asmáticas.
Así lo explica la doctora Dra. María Laura Orazi, del Hospital Italiano: “Hoy sabemos que el mejor tratamiento para el asma son los corticoides inhalados solos o combinados con un broncodilatador, como fluticasona, budesonida y mometasona son ejemplos de nombres de corticoides inhalados”. La especialista asegura que la duda respecto al riesgo de que estos medicamentos puedan generar dependencia es algo que no tiene fundamento científico: “Bien administrado, resulta la herramienta más segura y eficaz”.
Aunque aún no existe una cura contra el asma, los tratamientos actuales con corticoides inhalados combinados con broncodilatadores, en diferentes dosis, logran controlar la enfermedad en algo más del 90% de los pacientes. La eficacia del tratamiento fue respaldada por décadas de investigación y práctica médica. A diferencia de otras formas de administración, la inhalada llega directamente a las vías respiratorias.
“Es crucial comprender que el uso de inhaladores no es una opción, sino una necesidad para quienes padecen asma”, dice la doctora Orazi y lo compara con otros tratamientos crónicos, como la medicación para la hipertensión o la diabetes. ¿Podríamos decir que un paciente hipertenso es dependiente o adicto a los antihipertensivos o un diabético a la insulina o a los hipoglucemiantes? Claro que no.
El objetivo es que quien padece asma esté lo suficientemente entrenado como para monitorizar sus síntomas y aplicar un tratamiento consensuado con su médico. Un autocontrol apoyado por un profesional reduce las crisis y mejora la calidad de vida.
Los medicamentos para el asma se clasifican en dos: de mantenimiento y de alivio o “de rescate”, los primeros se administran de forma continua durante periodos prolongados, mientras que los segundos, en el momento de la crisis aguda.
El principal inconveniente de los inhaladores es la dificultad de la técnica de inhalación con los diferentes dispositivos que debe ser chequeada y repasada en cada visita médica. De hecho, numerosos estudios indican que hasta un 70 % de los pacientes utiliza de manera incorrecta los dispositivos de inhalación, lo que repercute sustancialmente en la eficacia del tratamiento.
Fuente: NA